viernes, 30 de marzo de 2012

Piquetes, manifestantes y esquiroles

Solamente seria capaz de asumir cualquier tipo de recorte si me garantizarán que después de la crisis todo retornaría a la normalidad. Que fijáramos un paréntesis, para arrimar el hombro como muchos dicen. Después todo seguiría igual y si puede ser mejoraríamos incluso lo presente. Y que todo esto se diera en un clima de confianza absoluta. Pero me parece que igual esto no iba a ser así. Si aceptáramos, seguiríamos deslizándonos por el tiempo perdiendo cada día aún muchas más cosas. Retornando de buena fe (y sin darnos cuenta) a la esclavitud. Sin querer y poniendo toda nuestra voluntad.  Nunca saldríamos de la crisis. Y cuando fuera el final por la puerta entraría otra. Sumariamos años, decenios y siglos en crisis. Nunca recobraríamos nuestro actual forma de vivir. La crisis como hoy solo sería una excusa. Y los hombres a pesar de todo quizás seguirían amando a sus amos.
Si un día de repente se nos olvidara protestar, reivindicar y luchar los que están en el poder no nos recordarían como se hace, ni para que. Ellos encantados de la vida. Ellos gozarían de la existencia. Nosotros buscaríamos nuevas mentiras para justificar nuestro mal vivir. Después de las crisis volverán las personas. Volverán como las conocimos y como nunca pudieron volver a ser.
Piquetes, manifestantes o esquiroles en el fondo son lo mismo. Unos son conscientes del problema. Otros sueñan con que a ellos no les afecta. La huelga considera a los tres por igual. Y los convoca. Las razones para ser o no ser ya las pone cada uno. Piquetes, manifestante y esquiroles existen por que existe un derecho. Derecho que todavía hoy conservamos. Derecho que ojalá nunca dejemos para más adelante por los tiempos mejores. Porque igual también acaba perdiendo su significado, como todas esas muchas cosas de las que ya nos hemos olvidado.

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