domingo, 26 de mayo de 2013

Nutritivo

Desde la Organización de las Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura, recomiendan a la población de países pobres que coman insectos. Hablan de que es un alimento común en determinadas culturas, de alta calidad, muy nutritivos, sanos, fuentes de proteína, grasa, fibra y micronutrientes. Especialmente, para los más de mil millones de personas que sufren de hambre en este planeta. También se podrían usar como alimento para ganado y peces y sin olvidar la oportunidad extraordinaria de suplementar sus ingresos basándose en el procesamiento y ventas de insectos capturados en zonas silvestres. 
Aunque a muchos les parezca chiste esto que les cuento es verdad. Fue noticia hace 15 días escasos y la fuente la propia página web de la FAO. Llegados a este punto, paren el mundo que nos bajamos. No puede ser posible que una organización que intenta erradicar el hambre de este mundo improvise este tipo de soluciones a problemas tan profundos y serios. De este tipo de ideas se desprende el pensamiento real que nutre y forja este tipo de organizaciones. Quizás, lo que menos importe sea el dolor y el sufrimiento ajeno. Lo único que importa es que los pobres y desarrapados tampoco generen más gasto. No es bueno para las economías ni los mercados. Así que va siendo hora de que este tipo de países se emancipen, dejen de ser un incordio y se busquen la vida. Por eso estas ideas y consejos útiles que igual no se les había pasado por la cabeza. Solo falto añadir y recordar a los necesitados también del primer mundo, que cuando ya no tenga donde recurrir todavía se puede rebuscar en la basura o en las papeleras de la puerta de una franquicia de comida rápida. Estos son los que quieren ayudar y se preocupan por la humanidad. Mejor no pensar que recomendarían para comer corporaciones multinacionales, banqueros e inversores de capital o el gobernante corrupto de turno. El final de la novela "El coronel no tiene quien le escriba" nos viene ní que pintado. Tal vez, otra buena idea de sustento nutritivo en casa de familias donde no entra ningún tipo de ingreso. Y reza así:

-Es un gallo que no puede perder.
-Pero suponte que pierda.
-Todavía faltan cuarenta y cinco días para empezar a pensar en eso -dijo el coronel.
La mujer se desesperó.
«Y mientras tanto qué comemos», preguntó, y agarró al coronel por el cuello de
franela. Lo sacudió con energía.
-Dime, qué comemos.
El coronel necesitó setenta y cinco años -los setenta y cinco años de su vida, minuto
a minuto- para llegar a ese instante. Se sintió puro, explícito, invencible, en el
momento de responder:
-Mierda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario