domingo, 7 de abril de 2013

Analogía

Desde hace tiempo la fábrica en la que trabajo, está llena de grandes murales de fotografías relacionados con el mundo de la eólica. Qué simpáticos estos Daneses, preocupados por la propaganda, mucho más que lanzar a sus propios empleados una imagen corporativa. Fotografías de gran belleza, que cada una lanza un mensaje y en todas se intuye la armonía entre molinos y la madre tierra.
Dos son las que siempre me llaman poderosamente la atención. La primera, esa que al final de un largo tubo, a modo de túnel negro y muy oscuro (donde después se monta la turbina) se vislumbra un empleado de la multinacional. Allá, al fondo, lejos, el futuro o quizás sea el presente, no sabría muy bien definir el asunto. La segunda imagen merece un poco más de atención. Más que una analogía se podría decir que es un poema visual que aclara muchas cosas al que observa. La imagen poderosa y simple: Un campo (parecido a los de Castilla) con nubes blancas y al fondo turbinas eólicas, en primer plano a la izquierda y gobernando todo el entorno un hombre (vestido de campo) con escopeta, cerca de  su fiel perro. Añadiremos también un bonito rebaño de blancas y limpitas ovejas de lana blanca. Todo aquel que alguna vez trabajó aquí no necesitaría más explicación de que es lo que quiero decir al hablar de esta simple fotografía, para aquél qué no sepa o no entienda, allá van estas cuatro letras...
El mismo que fábrica esos molinillos, tan bonicos que producen energía, es el amo del rebaño. Manada que sabiamente dirige a base de perro y escopeta. El perro sabe guiar y dirigir rebaños por donde le manda su amo, goza a su vez también de pequeños privilegios derivados del desempeñar su tarea. Muchas de las ovejas llegan a considerarlo su amigo, otras suelen disculparlo porque este es su trabajo, se dieron también casos que entre muchas ovejas (dicen) que lo eligieron democráticamente..... La escopeta no es más que la herramienta que garantiza el poder. Su mera presencia aterroriza. Cuando suena, aunque solo sea al aire, acojona mucho más. Si el amo encañona, no te puedes tú imaginar al rebaño. Diremos que ovejas también hay que dicen que ese es el trabajo de la escopeta, algunas también consideran a la escopeta su amiga y otras se doblegan y entregan sumisamente al sonido de la escopeta. El rebaño gracias a a la escasa formación intelectual y el escaso interés por nada que haga de ellos algo más, se entretiene pensando en quién más come, duerme, caga o la mete en caliente. El rebaño quiere garantías de comida y techo todos los días, de que les llegue para pagar las letras. Ovejas también las hay orgullosas de serlo, que balan muy alto, pero solo saben balar lo que les dice su amo. Ovejas cada vez mucho más blancas y cada día más raro vislumbrar alguna de otro color. Ovejas obedientes caminando por el sendero que les indican. Ovejas que nunca se atrevieron a preguntarse que sentido tienen en esta vida.

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