domingo, 14 de abril de 2013

Presidio

Dicen que el presidiario es aquel que cumple su pena en prisión. Permitirme que piense hoy, que pena tengo yo, o cualquiera, para cumplir este castigo preso de la vida. Miro las cárceles, tal y como las conocemos aquellos que jamás hemos pisado una, y pienso. Quizás solo me quedo con determinados aspectos. Subrayo como importante la falta total de libertad de los individuos. La vida hecha al antojo del que manda y ordena. El fija descansos, el tiempo de ocio y cuando comes o puedes ver a los que más quieres. A menudo asumo falta de libertades y vivo en un entorno cerrado aunque sin muros, alambradas ni barrotes. Sé que la comparación queda a años-luz la una de la otra. Quizás. Aunque paradójicamente nuestro sistema solo garantiza techo, comida y asistencia a aquellos que están privados de su libertad.
Tener un trabajo hoy, es ser un poco menos libre. Trabajar mucho, descansar cuando ellos digan. Derechos cero. Flexiblidad, expedientes de regulación de empleo. Paro o pasar a estar en la reserva, la Gran Reserva de Parados. Prestaciones. Subsidios. Subsistencia.... Marginación, desahucio y la puta calle. Solo fijan un camino: la obediencia y el servilismo. Por un poco menos de miseria aprende a revolcarte por el fango. Eres una cucaracha. Arrodíllate. Soy el Dios que garantiza tu existir; tu triste existir.
No debería de existir ninguna cárcel. No debería de existir ningún lugar donde se encierren hombres, ni sus pensamientos. No deberían existir tampoco carceleros, ni estados que garanticen sistemas penitenciarios. No debería existir grandes empresas que lo único que les importa son los números y que convierten sus centros de trabajo en proyectos de campos de concentración. No deberían existir tampoco modelos de vida inalcanzables, que nos imponen y una gran mayoría intenta imitar. No deberíamos existir en medio de un mundo en el que nada tienes, nada vales ....


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