viernes, 30 de noviembre de 2012

Camaradas

Es de agradecer toda esa gente que se vuelca desinteresadamente, con todas sus fuerzas, para intentar frenar las constantes agresiones de la patronal a las que nos vemos sometidos todos los días. Es de agradecer la entrega y el espíritu en momentos tan duros y delicados.
En la empresa que trabajo corren malos tiempos, aunque quizás nunca fueron buenos. Desde una minúscula sección sindical un buen compañero y yo hemos intentado durante meses llegar a este momento junto a nuestros compañeros más críticos y solidarios. Nuestra labor fracasó; y a ciencia cierta bien no se porqué. Nunca nos gusto ir detrás de nadie. Tampoco buscábamos afiliados. Solo intentamos que se acercarán al sindicato aquellos que nos parecían más cercanos a nuestro pensamiento y forma de ser. Lo intentamos con las voces que nos parecían más críticas y díscolas. Intentamos proyectar incluso algún interesante documental. Solo buscamos crear una red de apoyo, escucharnos, comprender nuestros problemas y algún día poder organizarnos y ser una fuerza dentro de la empresa. Dentro de nuestros corazones soñábamos con una utopía. Pero nuestra propuesta de reunirnos algunos Sábados no caló. Por delante de nuestro trabajo hay muchas cosas en nuestra vida. Familia, amigos, deporte, el ocio y el disfrute son nuestro fin de semana...  Por el camino, sufrimos la mofa de algunos que no comprendían aquello, de ser simplemente una sección sindical. Ahora veo claro que no nos equivocamos en el camino. No entiendo porque no lo tomo alguno más. Lo intentamos con todas nuestras fuerzas, pero nuestra propuesta no la consideró útil casi nadie.
Todos lo vimos venir. Todo aquel que pasó por esta empresa se aventuraba a poner la fecha de caducidad. En estos meses de lucha e indignación constante hemos visto y sufrido de todo. Horas extra los días en los que finalizaban contrato otros compañeros. Modificamos nuestras vacaciones de navidad por dinero. Aceptamos que la empresa permaneciera abierta de Lunes a Domingo en períodos de mayor actividad. Dejamos que nos modificasen nuestras nóminas y que se quedarán con parte de ellas para el día de nuestro despido. Cuando todos veíamos que la empresa mes a mes no renovaba a nadie hacíamos que mirábamos para otro lado. Nunca una muestra de solidaridad con la multitud de despidos improcedentes express que ejecuta constantemente Vestas. De las huelgas generales mejor no hablo. Nunca hicimos nada por nadie. Siempre fuimos y seremos unos cochinos egoístas.
Y ahora... suenan las campanas a muerto. Suenan por tí. Desde una fila ves una guillotina y haces cuentas de que, quizás, ahora te toca a tí. Tienes miedo. Es el momento de la revolución. Pero llegas tarde. A pesar de que estés junto a tus compañeros, luchando y peleando en la calle.
No voy hacer leña del árbol caído, simplemente, reflexiono en voz alta. Culpables, somos todos culpables. De nada vale rasgarse las vestiduras, de nada sirve lamentarse. Aquello de que La unión hace la fuerza, ¿porque no os distéis cuenta mucho antes?

1 comentario:

  1. Solo espero que en posteriores ocasiones los compañeros ectuen en consecuencia y sin egoísmo.
    que vean mas aya del día a día y se percaten que actuaciones inmediatas pueden condicionar el futuro inmediato. y nos demos cuenta que la unión hace la fuerza.

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