martes, 13 de noviembre de 2012

Queridísimos Esquiroles:

Desde las organizaciones obreras y agrupaciones sindicales se deberían distribuir listas de rompehuelgas y hacerlas públicas en los centros de trabajo. Exhibirlos fotografiados en cartelones gigantes como los del Ministerio del Interior para los delinquentes más buscados. Buscaríamos también que las listas no fueran motivo de orgullo aparecer en ellas y que fuesen igual de sonrojantes y bochornosas que cualquier lista de morosos a la que tiene acceso cualquier banco, caja u operador de telefonía.
El esquirol es un ave de rapiña y carroñera, que lo mismo boicotea huelgas, que realiza horas extras en periodos de despidos masivos o que se lamenta eternamente porque los Domingos son festivos. El esquirol desprecia y desconoce totalmente los derechos laborales. No conoce compañeros y acude a su centro de trabajo solo por dinero. No esta dispuesto a perder los euros de un día de huelga pero gastaría esa misma cantidad sin remordimientos en un burdel o en un restaurant exclusivo.
A los esquiroles se les reconoce fácilmente porque se ofenden con facilidad, sí así, los llaman. Además poseen la peculiaridad de nunca llevar la contraria al jefe y siempre estar contentos con lo que la empresa disponga. Se suelen reconocer también porque en períodos previos a huelgas o manifestaciones pasan los días justificándose y argumentado excusas que no les vale ni para ellos mismos.
El esquirol cuando cierra la empresa generalmente también acaba en la cola del INEM y no se conoce a ninguno  que haya llegado a heredar la empresa. Desgraciadamente es una especie abundante y allá por donde habitan suelen escasear los derechos laborales y menos aún sindicales. El esquirol destruye solidaridades y no entiende de apoyos mutuos. El esquirol es una raza despreciable igual de asquerosa que las cucarachas.

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