El acogote

El dinero es mentira, solo la gente es de verdad. Eso me gustaría pensar a mi también pero mientras el dinero exista, él seguirá siendo nuestro Dios. Dinero gobierna y dirige nuestro mundo. Dinero hace grandes, hombres pequeños.

Esta crisis tan larga no ha venido hasta aquí nada más que para acabar dejándonos rendidos frente al capital. Vino para despojarnos de nuestra honorabilidad. Nos arrastra por un fango cotidiano del que próximamente tampoco vamos a podernos levantar.

El capitalismo es un sistema tan sucio que se puede permitir bloquear económicamente a países (como Cuba) que no quieren participar de su juego. En otros países, quieras o no, te obligan a participar. Y seas de donde seas socializa la miseria allá por donde va. 

Hubo un tiempo de vacas gordas. Ahorita la clase obrera es la que más tiene que aportar para levantar economías de los países. Economías que pertenecen a solo unas pocas fortunas (vayas donde vayas) . Dicho sea que en las Vacas Gordas nadie vimos ningún beneficio a mayores de nuestro salario. Ahora nuestros salarios son de todos y debemos recortarlos, flexibilizarlos y optimizarlos debido a la coyuntura económica mundial actual.

En México, Argentina, Portugal, Grecia y también porque no en España el Euro o el Dólar devoran la vida de sus habitantes. Nos obligan a modificar hábitos y costumbres. Imponen su mandato. Inmortalizan la miseria. Si quieres participar en este juego la pasta por delante. Después la pasta también por delante. Mientras el Euro crece, nuestros derechos  menguan. Nuestras vidas son un poco menos dignas. Nuestras micro-economías se transforman en raquíticas mientras la moneda crece y crece. Me pareció ver que cada vez se ven menos billetes de más allá de 50 Euros en cualquier lugar donde frecuento.

No vale tampoco que quieras escapar. Aunque tu no quieras ellos sí quieren seguir participando. Son los que deciden que sí. Por eso tu los votastes. Porque vives en Democracia y confías en tus gobernantes.

En conclusión, no se si estamos en largo túnel o es un cajón. Esto está muy oscuro y no parece que en mucho tiempo comience a clarear. El otro Domingo lo vi claro en la manifestación contra la reforma laboral.  Eramos todos los colores del arco iris y sus matices. Muchas luces iluminando el porvenir. Por el medio oscuridad intensa. Recuerdo que había muchos pero aislados, eso sí. Eramos muchas islas, no teníamos forma de continente. Por las calles paseábamos muchas ideas. Algunas muy buenas. Pero nada más, cada uno solo un punto que camina para donde mejor le va. Nunca llega el día de enfrentarnos a la oscuridad. No se nos va el miedo. No vamos a ir más allá. No podemos quitarnos el cepo hasta el instante de nuestro final. Rendidos, solitarios (como vinimos al mundo) y acogotados.