sábado, 24 de septiembre de 2011

Público y privado

Madrid, Cataluña, Castilla-La Mancha, Islas Baleares..... son lugares donde lo público comienza a cotizar a la baja. Por lo menos para los políticos que allí dirigen. Han empezado por la Educación y la Sanidad. Han empezado en dar un primer paso hacia el final del bienestar social para todos. Un viaje que provocará importantes daños colaterales.
Los políticos que aman lo privado por encima de todo son políticos de derechas y no de centro. Hacen política que se olvidan de los derechos sociales y cíviles de muchos ciudadanos medios. Hacen política que excluye al que no tiene, precariza al que posee un poco y garantiza productos extraordinarios a las fortunas que pueden acceder a ello. Se olvidan de que antes de consumidores somos ciudadanos. Pisotean la solidaridad. Agreden a un sistema creado a base de muchos años de esfuerzos y luchas. Cuanto tienes tanto vales elevado al cubo, ese es el futuro que ellos quieren.
Poco a poco muchos han ido aportando su granito de arena para que esto sea así. Muchos son los que en el momento que empiezan a poseer determinado poder adquisitivo huyeron y siguen huyendo despavoridos de lo público. Muchos sacan a sus niños de los colegios públicos por que no le gustan los inmigrantes. No le gustan los chicos del barrio, ni el hijo del parado, ni los gitanos, ni nada que pueda torcer su proyecto de recto arbolito. Menos, pero cada día más, intentan abandonar la sanidad pública para lanzarse ciegamente a los brazos de las clínicas de pago (muchas de ellas, por cierto igual que los colegios, concertadas). De la sanidad privada lo único ventajoso (hasta el momento) es que acelera el proceso de atención al paciente, pero por lo demás es muy parecida a la pública. Solo la consideraría necesaria para determinados casos. Recalcar que allí donde no llega la sanidad privada te derivan directamente a la pública. Subrayo también que hay que tener claro que para todo existen los escalafones y quizás la sanidad privada a la que yo (personalmente) me puedo asomar esta igual de limitada o más que la pública.
Aclaro que no nos enfrentamos a una desaparición de lo público sino a la transformación en concertado y el copago de servicios.  Un nuevo sistema en el que sigues aportando mes a mes durante toda tu vida mediante impuestos, rendimientos y tributos imposibles de saltárselos un guardia y en el que aportas también en el momento de recibir el servicio. Un sistema que por supuesto se olvida del que nada tiene y nada vale. En Madrid, muy descarados ellos, además después de ser atendidos han empezado a emitir una factura en la sombra (que de momento no hay que pagarla) en la que desglosan  el gasto que por tu culpa ha tenido que desembolsar la Seguridad Social. La segunda parte se les olvida y no esperes recibir en casa todos los meses un extracto de cuanto aportas y como vas de saldo acumulado en esa misma cuenta de la Seguridad Social.
No debemos dejar que esto avance más. Ni la crisis, ni el déficit, ni matemáticas sociales, nada de esto nos vale. Que reduzcan de otras cosas como el Ejercito, la Iglesia, salarios y patrimonios de los políticos o mismamente las fuerzas de seguridad. Con una buena formación no necesitaríamos tantos guías ni vigías. Hay algunos que miden así la categoría social y cultural de los paises, con una fórmula matemática que vincula número de profesores y número de policías.
¡Ah! y otra cosa más: la izquierda de verdad siempre apuesta por lo público. La izquierda auténtica no deja tirados en la cuneta a los parias de la tierra.

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