viernes, 9 de septiembre de 2011

No disparen a los síndicalistas

Son días oscuros para el síndicalismo. Hoy el poder de convocar a los pocos que tienen intención de movilizarse ya no es exclusivo de las organizaciones sindicales. Hoy las manifestaciones para que tengan éxito son convocadas en redes sociales. El tráfico a día de hoy de convocatorias en estos lugares es impresionante. La llama no para de dar calor...
Pero, ¿que es lo que ha sucedido para que las cosas hayan cambiado tanto y los sindicatos hayan perdido fuerza?. Los sindicatos mayoritarios esta claro que tienen mucha parte de la culpa. Se les acusa de vendidos, acomodados, demagógicos, faltos de ideas, no representativos, jetas y traidores.
Quizás el modelo haya quedado un poco obsoleto. Quizás. Pero el problema igual no viene tampoco por ahí. El problema puede venir de como la opinión pública siempre a considerado mal a todo aquel que protesta y reivindica. Más aún si cuando reivindicas lo tuyo inevitablemente produces molestias del tipo que sea a otra tercera persona. Este sería el caso de trabajos relacionados con el servicio público (servicios de limpieza, transporte o sanitarios por decir algo). Nadie entenderá que dejes a la ciudadanía sin servicios que salen de los impuestos porque sí. En función de como sea tu salario menos puedes exigir y aún menos entenderá el resto tu descontento. En linea ascendente; funcionarios públicos, profesores, médicos, jueces, controladores aéreos y futbolistas no pueden protestar. ¿Por qué? Porqué lo digo yo y basta. Confundimos ingresos altos con el derecho a luchar cada uno por lo que considere justo. Comparamos nuestros sueldos míseros con los de ellos y pensamos si yo no me muevo ellos mucho menos. Negamos a los demás lo que nosotros nos negamos a nosotros mismos por desidia o pereza. Es cierto que en determinadas actividades se remuneran con salarios que rozan la inmoralidad en comparación con salarios más vulgares y comunes, pero eso es harina de otro costal ....Y otra lucha para intentar acabar con la desigualdad económica en el genero humano.
Por otra parte no existe ya la conciencia de clase. Se acabó aquello de clase obrera. Ya nadie entiende una lucha en la que puedes perder. Ya nadie entiende porque renunciar a las horas extras si eso supone mayores ingresos, mayor poder adquisitivo, subir un peldaño en el escalafón. Ya nadie considera la riqueza como fuente de desigualdad. 
También están los que atacan el sindicalismo desde la ceguera más oscura. No saben diferenciar el sindicato de las organizaciones sindicales. No saben ni diferencian al liberado, de un delegado de los trabajadores o de un delegado síndical. Disparan contra todos ellos. No conocen el origen de las organizaciones sindicales ni siquiera las históricas. Nos llaman rojos despectivamente y sin saber por que. Nos meten a todos en el mismo bote, sin diferenciar que nada tiene que ver anarcosindicalismo con el socialismo por decir algo. Y se olvidan que en los Sindicatos, el trabajo más importante es el trabajo desde la base. El trabajo en el que el trabajador debe implicarse, mojarse y dar lo mejor de uno mismo. Se olvidan que las agrupaciones obreras se crearon como medio de organizarnos, asociarnos, protegernos e ir en busca de nuestra emancipación.
Muchos disparan contra los síndicalistas y se olvidan que puede que se estén disparando contra también ellos mismos. Se olvidan que disparan contra su futuro, su presente y la conservación de todas aquellas cosas que en el pasado se ganaron luchando.

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