domingo, 16 de junio de 2013

Pelota

Dicen aquellos que fomentan el deporte: "Lo importante es participar", pero para todos queda quién triunfa y gana. La "Historia" solo reconoce aquellos deportistas que después de una competición regresan a casa con algún trofeo. 
El inocente juego que se deriva de correr detrás de un pelota, darle patadas e intentar introducirlo dentro de una portería se conoce como fútbol. Desde niños estamos dándole a la bola, desde la antigüedad los que mandan encontrarán algo, como esto, con el que mantenernos entretenidos. Una pelota para un ser humano se transforma en un balón de reglamento al mismo tiempo que se pierde también la inocencia. Lo aprendemos de nuestros mayores. Coleccionamos cromos de futbolistas y memorizamos y aprendemos con facilidad alineaciones de equipos de 1ª División.  Nos forman para el fútbol, en las escuelas cultivamos buenos estados físicos. Vemos al fútbol desde pequeños vivo y presente en todas partes: en los telediarios, en el bar, en el hipermercado, en el parque de abajo de tu casa, en la playa, en las vallas publicitarias, en el patio del colegio o el instituto, en una cama de un hospital... el fútbol esta en todas partes y acaba por convertirse en otro de los Dioses de nuestra sociedad. Todo se para cuando juega "la roja", el Barça marca o Mourinho da otra conferencia de prensa. Todo esto listo y preparado para qué únicamente centremos toda nuestra atención en ello.
Deporte y profesión es una contradicción. Clubes y Sociedades Anónimas no tienen nada que ver. Adoramos a tus ídolos, veneramos tus estadios, amamos esos colores. Estamos dispuestos a morir por nuestro jodido escudo y nuestra puta bandera. Después del fútbol no hay nada. Después del partido no somos nada. Estamos ansiosos porque llegue el próximo Domingo. Hasta la victoria, siempre. El opio del pueblo. Pan y circo. Gloria a Dios en las alturas.
Amén.



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