domingo, 3 de junio de 2012

Adiós

Vivir y conservar la dignidad se ha convertido en cosa harto difícil con los tiempos que corren. Sobre todo, en los denominados países periféricos europeos o también conocidos como PIIGS. Nuestra forma de vida supeditada a los sucios intereses de estados, bancos y organismos internacionales bancarios han modificado plenamente nuestros usos y costumbres. Prima de riesgo, déficit cero, rescates o intervenciónes económicas han conseguido poco a poco condenar a muchos a la pobreza, el paro y la desesperación. Grecia es un claro ejemplo de todo esto.
El suicidio comienza a ser la opción más rebelde contra el capitalismo y el estado. Es la desobediencia absoluta al sistema y la más firme declaración de que no quieres seguir participando en este juego. Es decir no a la esclavitud moderna, el hambre y la exclusión social. En Grecia, cada vez son más los que optan por este camino. Y todo esto empezó por culpa de una prima de riesgo elevada, un déficit desorbitado o continuos rescates que no acabaron con el problema..... Igual toda esta oleada de suicidios es por algo. A las claras es un genocidio social; el fin de las clases más populares.
La deuda odiosa es  aquella deuda externa de un país contraída sin el conocimiento ni el consentimiento de los ciudadanos y en la que no queda nada claro que dicha deuda sea beneficiosa para los que sirven (del verbo servir) por allá. El concepto de deuda odiosa nos exonera de hacer el pago de la misma en defensa nuestra. Nos abriría una vía de escape a toda esta trama dirigido a toda esta locura colectiva. Por que yo no entiendo de economías (ni la gran mayoría de ciudadanos) pero veo lo que sucede a mi alrededor y lo que veo no me gusta. Entiendo que cualquier país de la zona Euro deba dinero, pero, lo que no sé muy bien es a quién y en concepto de qué. Mientras acaban con recursos colectivos y públicos (no se nos olvide a nadie) intentan cumplir condiciones que imponen el FMI o el BCE que nos dejan con el culo al aire. Desnudos, sin techo, sin trabajo, plagados de deudas y sin derecho a una educación libre y asistencia en caso de enfermedad. Ayer oí decir a una señora en un reportaje sobre Grecia: - Si pago los medicamentos no tengo para comer. Esta frase lo dice todo. El capital es así de malvado; cuando hay mucho todos podemos elegir entre más de una opciones, pero, cuando hay menos (y no digo poco) a todos se nos reduce la capacidad de elegir y la elección llegado el caso es mucho más asfixiante. De la posibilidad de multitud de opciones, cuando tienes dinero, a la de una o ninguna, cuando ya no lo tienes, hay un estrecho camino pero sin retorno. Un camino dirigido hacía el Drama. Y la vida sigue... pero ya no ves nada en color. El paso del tiempo y que cada día nada cambia, no ayuda. A partir de aquí todo lo que te puede suceder se vuelve injusto. Barajarás otras posibilidades que te permitan seguir adelante con dignidad. Cuando uno llega hasta aquí, quizás, la opción más digna y elegante es no seguir más adelante.
Salud y paz al pueblo Griego en esta lucha desigual, que ojalá, a todos nosotros, todo lo que estamos viendo, nos sirva de ejemplo.

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