domingo, 13 de mayo de 2012

Doce Meses después....

El próximo martes se cumplirá un año del inicio de las movilizaciones promovidas por los "indignados". Ayer, como viene siendo habitual, una gran parte de la ciudadanía salió otra vez a la calle a mostrar su descontento. Otros menos, a pesar de la prohibición,  decidieron volver a acampar en las plazas; tomando las calles.
Un año después, con más luces que sombras,  el movimiento sigue estando vivo. Se va transformando y los colectivos que tenían mayor importancia hace un año no son los mismos que hoy. Por el camino muchos son los frentes que se han abierto: una reforma laboral cargada de veneno, recortes abusivos y discriminatorios en sanidad y educación, aumento imparable de la corrupción, fallos de la justicia que a todos nos dejaron perplejos y un Rey de España cazando elefantes en Suráfrica y posteriormente pidiendo disculpas obtusas.
Varios meses después, muchos somos los españoles que seguimos saliendo a la calle. Cada día que pasa transcurre menos tiempo entre la anterior manifestación y la siguiente. No han cesado las asambleas populares. Una parte de este país sigue alzando su voz en la calle. A pesar del miedo, a pesar de la represión y la cárcel, a pesar de la brutal violencia  policial, a pesar de que nos aprietan cada vez con más fuerza nuestros cuellos, apagando poco a poco nuestra respiración.
El tiempo pone las cosas donde corresponden. Trescientos sesenta y cinco días después los que no somos apolíticos, ni asíndicales y nos consideramos de color (rojo mezclado con el negro) encontramos nuestro sitio en todo esto. Manifestarse y estar en las calles esta muy bien pero sigue sin ser suficiente. Si nosotros no tenemos miedo, ellos a nosotros tampoco. La cosa va para delante y cada día que pasa nos mean desde arriba con más fuerza. Nos marcan un camino largo y lleno de oscuridad, donde apenas hay alegrías, ni dinero para gastar. Poco a poco se nos escurren entre los dedos de la mano nuestras vidas y nos resulta imposible vivirlas. El trabajo es un castigo con acceso a solo unos pocos privilegiados, que tampoco garantiza que te de para vivir dignamente, como dice en la vetusta y Franquista Constitución. Y es que no vale solo la desobediencia civil, tenemos que desobedecer en todos los ámbitos que abarca nuestra miserable vida. Nos jugamos el tipo en muchas plazas no podemos seguir siendo invisibles, debemos recuperar nuestras vidas. La revuelta empieza por las cosas cercanas y chiquititas. La revolución esta muy cerca de todos, quizás; en las escuelas, o en las fábricas, o en los hospitales... quizás hasta en tu propia vida. Ya lo dijo el sabio: "...Todos quieren cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo." Todo esto que nos pasa ha producido un cambio en nuestras cabezas pero, repito: solo manifestarse, no vale. Dejemos de ser prácticos y lavarnos la conciencia. Por salir al lado de otros tantos muchos la revolución no está hecha. Debemos vencer nuestros miedos y enfrentarnos a ellos. Debemos desobedecer siempre que nos atropellen. Debemos organizarnos por nuestros intereses. Debemos solidarizarnos con los que menos tienen. Debemos dejar de soñar y anhelar aquella sociedad, al que muchos ya no tiene acceso, basada únicamente en el consumo.... Y el día que se convoca Huelga: todo Dios a la puta Huelga!!!!

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