miércoles, 5 de enero de 2011

El funeral

Primero llegó el Señor Jabalí. Intentó solamente que fuera una pequeña parada antes de  nada. Quería descansar solo un ratito, pero la herida era tan profunda que mientras sus fuerzas le abandonaban, por el otro lado poco a poco se iba formando un río de sangre. Decidió tumbarse.
Los segundos en llegar fueron una pareja de hienas, pacientes y a la vez dando unos alaridos que se asemejaban a una risa nerviosa. La pareja se sentó y dijeron: - ¡Buenas tardes Señor Jabalí! Mientras el Jabalí prefirió no contestar.
A continuación llegaron tres o cuatro pajarracos vestidos de luto riguroso y poderoso graznido a los que  seguidamente se les unió una bandada de veinte o treinta aves del mismo tipo. Los últimos en llegar fueron una familia de Buitres Leonados de cabeza calva y mirada atenta, excesivamente curiosa.
Toda la comitiva se acomodo en batería enfrente del Jabalí, mientras este poco a poco comenzó a respirar de manera mas difícil. Todos permanecían en un silencio digno de escalofrío. Algunos meneaban la cola. Otros impacientes pasaban el tiempo cambiando alternativamente de apoyarse de una pata a la otra, ahora la izquierda, después la derecha, ahora la izquierda....
Una urraca con el pecho blanco comenzó a recitar con una voz parecida a un susurro una lista de números quizás infinita.
-Veinti.....tres, veinti.....cuaaatrro, veinti.....cinnnco...
La familia de buitres empezaron a batir sus alas para a continuación comenzar a plegarlas con total parsimonia.
El tiempo pasaba mientras se intuía a cada segundo algo mas terrorífico y una atmósfera mas irrespirable. Se acercaba en silencio sin que nadie lo viera el ultimo aliento del Jabalí.
- Trescientos....veinti... cuaatrrro, trescientos.... veinti.... cinnnco, trescientos veinti.. seei........
Esperaban todos mucho mas impacientes y se fundieron en una sola respiración lenta y muy profunda. Paso mucho mucho tiempo, hasta que el miembro mas diminuto de la bandada se acerco al jabalí, lo miró detenidamente acercó su cabeza al hocico y seguidamente asevero con la cabeza además de un nervioso batir de alas sin despegarse del suelo.
Ninguno de los allí presentes espero un solo segundo mas. Todos poseídos con el gesto de la vehemencia en sus picos y en sus garras se abalanzaron sobre el difunto. Acaba de comenzar el festín, acaba de comenzar el funeral del Señor Jabalí

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