lunes, 21 de enero de 2013

Patera

Me ha dado por recordar aquel momento cuando las pateras acaparaban todo la atención de los avances de informativo y las cortinillas de información en la radio. El mar devoraba noche y día a multitud de magrebís, marroquíes y senegaleses que venían hacia nuestro país en busca de sus sueños. Muchos más eran los que llegaban; carne, también, para tiburones. Eran tiempos de azúcar y burbuja inmobiliaria. Eran días de destajistas, negreros y piratas en la construcción. No era mucho más fácil después de haber atravesado el Estrecho.
Miro la tele y descubro que los Españoles viajamos y nos buscamos (cada vez más) nuestras habichuelas fuera. Españoles felices por el mundo como bien dice aquél. Aunque nosotros no viajamos en patera. Nosotros no huimos de la miseria. No somos carne de cañón.  No viajamos sin contrato. Ni vamos para allá para ser precarios; claro que no. Nosotros viajamos por el placer de viajar, por la aventura y la experiencia. Nadie sale de España por necesidad, ni mucho menos porque aquí ya no hay futuro.
Quizás no sea lo mismo pero es muy parecido. Viajar en una patera o en un destartalado avión de Ryanair no es muy distinto. Huir de la pobreza y la necesidad es muy humano. Soñar con una vida mejor también. No supimos ver que cada uno va donde mejor le va. Vivir se vuelve cada día más difícil en esta pequeña porción de tierra. Difícil, como para aquellos que llegaron a España amontonados en una patera.

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