sábado, 22 de diciembre de 2012

Poderoso caballero

Que bajen al Crucificado de los altares. Llenemos las iglesias con iconos de papel y moneda. Adoremos al Gran Dólar, al devaluado (constantemente) Yen y al vigoroso Euro. Unamos todas las sedes bancarias a la del Banco Vaticano. Él es nuestro verdadero Rey. No era una crisis, es un nuevo concepto del mundo. No digan dinero, es nuestra religión. Nuestra única religión, dentro y fuera de las Iglesias. Lo único que hace que muevas el culo y que cuando no lo tienes te muestras preocupado.
Ya los grandes países colonizadores (Francia, Inglaterra, España, Holanda, Portugal....) unían religión y dinero. Esos eran los dos primeros conceptos que enseñaban primero a los aborígenes y que acababan por infligir. Allí muchos no sabían que es eso del dinero. Los papeles, ni las porciones de metal allá no tenían valor alguno. En los países "sin civilizar" funcionaba el trueque. Dioses había muchos, hasta que llegamos por allí y como buenos cristianos le decíamos que solo hay uno: el dinero.... Nuestro verdadero Dios.
Actualmente nuestro mundo se desmonta. España empieza a sufrir la consecuencias de adorar a este Dios que solo favorece al que más liquidez o posesiones materiales tiene. España patas arriba porque los que tienen no quieren compartir. España sin empleo, precaria y desahuciada. España sin techo. España sin paga extra y con sueldos bajos. España corrupta, chupona y prevaricadora. España y democracia... ¡ja!¡ja!¡ja!...    ¡¡JA!!
Tiempos grises. Navidades sin reyes. Adiós amigos invisibles. Adiós consumo y sensación de bienestar. Adiós inviernos calentitos. Adiós veranos en el Trópico. Fin a la Visa oro. Adiós propietarios. ¡Hola, de nuevo! proletarios y precarios... Añoranza de  las vacas gordas; esas vacas que igual ya no vuelven. Igual en treinta años todos (o casi) sin trabajo. Sin techo y sin pan que llevarnos a la boca. Dios (dinero) que impartes y repartes justicia. Dios (dinero) que nos miras desde arriba y no quieres injusticias ni desigualdades. Dios (dinero) ¿por qué ahora, ya no soy tan guapo, tan simpático y elegante como antes?

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