lunes, 24 de septiembre de 2012

Romper el mundo

“Todos quieren cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo” decía el sabio León Tolstoi. Cuantas veces son las que piensas por qué nunca cambia nada y todo sigue igual. Miras las noticias y alucinas porque nadie hace nada y si alguien lo hace te parece ridículo o insuficiente. Tirado en el sofá te prometes a ti mismo que de mañana no pasa. Llega mañana y sigues tumbado frente a un televisor. Pasado, publicas "tweets" muy incendiarios y muy revolucionarios. Pero si lo piensas y miras a la verdad frente a tí, siempre es igual.
Todo aquello que heredamos como individuos también lo heredamos como sociedad. La suma de un montón de comportamientos, sucesos históricos y pensamientos que vienen y van, dan como resultado al hombre moderno o actual. Sin querer los individuos, en igualdad de condiciones, solemos actuar y pensar bastante parecido. Aunque no nos guste y digamos que no, pertenecemos más a los demás que a nosotros mismos. Y sin saber cómo, pertenecemos a una masa egoísta, que "piensa" y tira por distintos sitios. Aunque, realmente, al final nos conducen y guían por un mismo camino. Nos engañen o nos dejemos engañar,  inevitablemente, circulamos y avanzamos por ese sendero y pocos son los que en realidad nunca se adentran en él.
Romper todo este sistema a nivel colectivo en realidad es una utopía. Para la revolución, primero, algo en nuestro interior debe cambiar y segundo, todos deben empezar a notarlo. De nada sirve que cambiemos y evolucionemos solo nuestro pensamiento, es muy importante que revolucionemos también nuestro comportamiento y nuestra forma de actuar. No es cómo creemos que somos, es cómo nos ven los demás. De nada sirve pensar de otra manera si no actúas. De nada sirven millones de palabras, muy bien dichas y muy bonitas, ni miles de mensajes concienciados y publicados en tu Facebook. Hablar por hablar, cómodamente, desde la poltrona si no la acompañamos de hechos no rompe, ni libera cadenas....

domingo, 16 de septiembre de 2012

Clases y variedad

La variedad es el mejor invento del sistema en que vivimos. Fuente de quebraderos de cabeza, tantos, como colores tiene el arco iris. Casi todos en algún momento mordimos el anzuelo. Como consumidores vivimos aturdidos y confusos a cada momento.
No más lejos de esa misma confusión sucede con las clases sociales. Porque clases existen muchas, pero no bien definidas. Ahora, gracias a esta dichosa crisis, es cuando muchos nos damos cuenta de cual es la nuestra. Desposeídos de todos nuestros lujos, necesidades y nuestro dinero, ahora, somos muy poquita cosa. Antes de ayer, fuimos clase media. Y es que, se nos olvida como llegó el dinero a nuestras manos. Se nos olvidó que sin un trabajo no somos nada. Se nos olvidó que todos nuestros sueños y realidades tienen precio. No quisimos pensar que solamente eramos y seremos clase obrera. Preferimos pensar que eramos mucho más, que estábamos cerca del cielo. Ahora vienen tiempos de recoger migajas. Tiempos de miseria y necesidad. Tiempos en los que muchos se bajarán de la nube y por fin tocarán suelo. Tiempos en que las carteras vacías pondrán a cada cual en su lugar, lejos, del país de nunca jamás....

lunes, 10 de septiembre de 2012

Septiembre

En Septiembre un día te levantas y se ha ido el sol. Se fue la luz y los colores del verano. La noche anterior  te gustaría taparte con una manta, además, de la sábana. Esa misma noche recuerdas la alegría de los primeros días del verano. Esa misma noche repasas lo mejor de los días de vacaciones y comienzas a pensar en como será el nuevo curso. Esa noche, pase lo que pase, sientes frío. Y además, para cuando comienza Septiembre, no sabes porqué, pero estás triste...
Aunque  han pasado muchos años (y ya no somos ni escolar, ni bachiller, ni universitario) seguimos pensando en Septiembre como el comienzo de un nuevo curso. Desde pequeñitos nos educan así y para cuando abandonamos las aulas sigue siendo igual. En Enero pasamos la hoja y cambiamos el calendario de la pared. En Septiembre empiezan desde cero, otra vez, nuestras vidas.
Septiembre es el mes de las cosas nuevas. Septiembre es cuando retomas aquello que habías dejado olvidado y que resulta tan necesario finalizarlo. Septiembre mes de reencuentros y de nuevos amigos. Septiembre fin de la paz y la tranquilidad en las ciudades. Septiembre mes de atascos, rutinas y depresiones. Septiembre... ¡maldito Septiembre!.
"Si en Septiembre comienza a llover, Otoño seguro es" dice el refrán para cuando el verano se va y no vuelve hasta el próximo año.  Llegará el Otoño, comenzará a llover y avanzaremos otro paso. Y es que comenzará a llover.... y el mundo seguirá girando.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Pececillo

Ramón era un longevo pez rojo que habitaba una pecera redonda en el rincón de cualquier casa. No sabemos mucho del dueño de la mascota solamente que periódicamente le alimentaba y le asistía en las labores de limpieza e higiene. Ramón, llevaba tantos días allí dentro  que ni se acordaba de como había llegado. No recordaba de que pueblo era, si tenía hermanos o donde vivan sus parientes más cercanos. Se le olvidó, cosas de la memoria de los peces.
Comía puntualmente siempre a la misma hora. Descansaba siempre a la misma hora. Y siempre a la misma hora expulsaba por la puerta trasera el alimento procesado. La verdad, que la vida de Ramón era una vida sencilla, cómoda y muy tranquila. Sin sobresaltos.
Se volvía loco de contento todas las mañanas con la llegada del primer rayo de luz. Los días de mucho sol y en un determinado momento la luz caía sobre el y proyectaba el reflejo de la pecera y los movimientos de Ramón sobre la pared de la habitación. Otros días de menos luz y color se proyectaba, sobre la pared, pero solo la sombra de su movimiento.
A parte de nadar, nadar y nadar no tenía Ramón en su vida mucho más que hacer. Con el paso de los días en determinados momentos Ramón se daba cuenta de que se estaba aburriendo y a continuación se le olvidaba, cosas de la memoria de los peces. La vida de un pez no está diseñada para pensar. Un pez en una pecera no sabemos si realmente se da cuenta de que no tiene libertad. El tiempo, a veces, puede con la fuerza de la costumbre y nos ayuda a encaminarnos hacia lo que deseamos, pero, que en un principio somos incapaces de ver.
Una mañana la vida de Ramón cambió para siempre. Una mañana un pequeño gato gris y travieso llego a la casa donde estaba la pecera del viejo Ramón. Desde esa misma mañana se acabó la tranquilidad para Ramón.  Zarpas  en el agua, embestidas constantes y el inquieto gatito que no cesaba de mirarle y observarle minuto a minuto. Desde aquella mañana a Ramón se le olvidó para siempre si había tenido una vida plácida y tranquila.
Mañana, la luz entrará por esa ventana y habremos perdido el vivaracho reflejo de Ramón corriendo sobre la pared. Mañana, quizás, el viejo pez decida escapar de su cómoda morada por culpa del acoso continuo de aquel simpático pero terrible gatito gris. Quizás, mañana, se entregue sumiso a que le atrapen esas inquietas y voraces zarpas. Mañana, por que se le antojó a otro o le resultó divertido, abandonará su cálido hogar y acabará siendo un  último y único  trofeo de caza. Puto gato, que acabo con la bonita historia. Puto, el final de Ramón
Seguro que Ramón después de todo ya no lo recuerda, cosa de la memoria de los peces....